Sunday 13 July 2008

ojos que ven y el corazón que lo cuenta



Miro, sentada desde el balcón de piedra que hoy se presta para que lo cuiden, cómo la gente va, viene, se saluda o rebusca en mapas de distancia corta cómo salir a la calle de al lado.

Vivo en un cruce de caminos, en calles que bajan y calles que suben; que se desperdigan en todas las direcciones. En una casa de piedra y madera, y techos altos, y desde aquí veo una casa de tres alturas donde vive un fotógrafo -que tiene una pestaña blanca!-, que todas las mañanas abre los ojos y sus ventanas verdes en su casa en forma de cara y me saluda "luego nos vemos en el periódico", dice, y vuelve a entrar.


Yo mordisqueo la tostada despacio, mientras el reguero de gente va sonando fuerte pero despacio, "por la acústica de la piedra", me dicen y voy viendo pasar a otros compañeros, que andando -como dani, el que siempre habla en gallego- o en bici -como Silvia, que lleva una silla en su bici para llevar a Roque-, y sin cascos de música, siguen sus caminos. Vivo en una calle donde hay dos centros culturales, varios contenedores de reciclaje y donde alguien toca el piano, y toca jazz y pone flamenco a media mañana.
En una calle con un cartel de piedra donde las letras rojas, hechas con hendiduras, diferencian unas rutas de otras.

Vivo en una calle-babel a golpe de mapa y bastón de peregrino, igual que otras tantas, pero cada vez más mía.
Vivo en Casas Reais 4, 1º. En mi balcón siempre hay una planta que tiene una mariquita de madera pequeña, porque las dos te gustan, y la ventana está entornada, para que cuando decidas colarte por la noche, la encuentres abierta.

Y las noches son ruidosas, cada vez más cortas.
Ni siquiera los pájaros callan, hay gaviotas y no entiendo qué hacen aquí (algún día las exterminaré) Esto sólo es una ruta: de ahí las claves que te describo, para que cuando llegues, aparezcas sin avisar, y tu único problema sea interpretar a tientas las constelaciones que te esperan encima de mi ombligo, en sostenido y sí bemol. ... (o 'turnedo') hoy tocaba describir, mientras sigues con tu vida, para que, cuando vengas, puedas saber cómo atacarme por la espalda

Tuesday 8 July 2008

A/A V

Te Voy a regalar unos trazos muy rápidos, mientras nos contamos, para que Veas que me Vales tanto, tanto...

Caminamos, muchas veces por calles paralelas. Las recorrimos de madrugada y con los ojos insomnes y también ciegos. Tantos tantos meses, tantas tantas lágrimas... y después de todo, cada cual por su parte, viviendo historias de camas robadas y hechizos de pronto. V, el mío, y el de la Vendetta, sin más t que una; como la soledad.

En la soledad elegida y también en la obligatoria, llegabas a tientas a engancharme con pulso firme, desde tu temblor constante y tierno. Nunca estar sola fue tan agradable contigo, nunca aprendí a estar a solas con nadie como lo estaba contigo.

Quizá por eso te quiero tanto. Quizá por eso, o por cómo quieres la voz en la sombra... y que siempre estás cuando no miro.

Y cuando no miro. Siempre, sorpresa, "deprontos", cañas no tiradas, casas encendidas y apagadas. Y yo aquí te espero. Para seguir compartiendo horas muertas: a reinaugurar que hace quizá más de cuatro años que nos seguimos de cerca...

Suerte amigo. Pero búscala aquí cerca, junto a los árboles Verdes que extrañas

Respuesta en: http://vdevendeta.blogspot.com/2008/07/aniversarios-invisibles.html

Remite


  • kay

  • Llegué por casualidad y por una conversación de cafetería envuelta en dudas. Encontré en los paraísos electrónicos los abrazos más auténticos... viajé sola por Kioto, por Dresden, embotellé lluvia y suelto lastre. Ahora sólo escribo, de oficio. Y en septiembre de 2009, años después de posarme para aterrizar, vuelvo a emprender una aventura voladora; desnuda y rellena de letras. bienvenido
radiografía
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tinta y prosa
y letras e historias con máscara
y cristales rotos...
y tus ojos, reinterpretándolo todo



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