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momentos circulares

"He decidido volver atrás, y reenganchar la mano que quedó parada entre otros conocimientos".

Así comenzaba otra de las tantas historias, impresas en folios, sin pasar de la tercera página, y que dormían en la papelera. Con cualquier cerilla hubieran ardido, en círculos desordenados, en ondas diferentes y chispeantes. Nunca pasó de la décima cuando se trataba de leyendas de mano propia, quizá por pereza, por no atreverse o por olvidarse. Seguramente por aquello último.

Al escribir reescribía lo vivido, y si no lo hacía, cada vez que marcaba una letra y volvía a por más tinta, pasaba mentalmente la película de turno, y cerraba la compuerta del acordarse para no hacer más leña del árbol caído.

Sonó el teléfono. No se trataba de ninguno de los timbres preestablecidos, y al ver número oculto en la pantalla del nokia, lamentó no haberlo apagado. Descolgó y preguntó despacio, con la boca aún pastosa como cuando uno, efectivamente, lleva sin hablar varias horas. Apretó los dientes, y movió varias veces la mandíbula para desencajarla. Pero sin duda, aquella voz no pudo más que revolverla por dentro. Pasaron tantos rostros en ese momento por su cabeza que era sin duda inútil parar la ruleta en uno sólo.
Colgó sin haber reconocido aquella voz.

Pero tenía claro el mensaje: "todavía guardo tus sueños en un tarro de cristal", y supo a ciencia cierta, quién enviaba aquel mensaje.

Así que cerró la puerta a su paso, y salió corriendo por la calle de en medio... por caminos estrechos

Vaya, vaya. Mrs. Ginger ha vuelto y con fuerza. Me alegro de que cuentes con nosotros, pequeña.

Aún quiero saber más de ti en tus letras. ¿Estás bien?

Un abrazo fuerte, fuerte desde la ciudad de los espejismos.

por caminos estrechos, con canciones entre las venas, por lo que parece.

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Escribo para ti, para mi, para contarte y que descifres cuando quieras lo que necesites. Para hacerte recordar, para guiñarte un ojo, para darte la mano, para sonreír contigo... Gracias por comentar

Remite


  • kay

  • Llegué por casualidad y por una conversación de cafetería envuelta en dudas. Encontré en los paraísos electrónicos los abrazos más auténticos... viajé sola por Kioto, por Dresden, embotellé lluvia y suelto lastre. Ahora sólo escribo, de oficio. Y en septiembre de 2009, años después de posarme para aterrizar, vuelvo a emprender una aventura voladora; desnuda y rellena de letras. bienvenido
radiografía
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tinta y prosa
y letras e historias con máscara
y cristales rotos...
y tus ojos, reinterpretándolo todo



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