Thursday 20 September 2007

METAMORFOSIS


Sí, me gusta mirar por la ventana cuando llueve; cerrar los ojos y no pensar en absolutamente nada.


Abrirlos, lo justo para no sentir un nudo en la garganta que me ahogue y no me deje volver a escuchar, a leer, ni a escribir. Lo justo para poder distinguir siluetas raudas que corren bajo la cortina de agua.


Abro los ojos lo justo para no olvidarme de sentir por otros.


A veces me apago e intento buscar salidas de emergencia para colorearme. Siento en colores diversos según el día, y no hace mucho, solía huir del gris. Me molestaba. Yo perseguía los contrastes. Ahora puedo nadar en el gris y no me incomoda.


Aparece como un pañuelo muy fino de color plata, deshilachado, que me esconde cuando huyo en bicicleta. Viví en Alemania, después de soñar con ella, y pedaleé una bici roja, y viví en una casa llena de ventanas enormes y verdes.


Añoro el verde. Me gusta el gris, pero no si es indicativo de contaminación o de injusticia.


Echo de menos mi tiempo, y he buceado en él cuando me he marchado. Ahora vuelvo, pero siempre estoy de paso. Intento construirme, y darme de bruces contra el suelo ayuda en ocasiones, pero intento subir arriba, para ver mejor. Te confieso que busco tejados como gatos, y azoteas, y balcones a oscuras. Hilvano historias alrededor del tiempo y la distancia, me inundo de vacío y me impulso desde el fondo.


Me gusta esconderme entre las hierbas de la orilla del Elba. Y escribir al sol. Echo de menos el norte, echo de menos Alemania, y a veces, muy pocas veces, Madrid cuando estoy lejos. Me esfuerzo por sentir a los de cerca y echo de menos siempre a los de más lejos.


Siento lo que leo y lo que escribo, y a veces me culpo por haber dejado de sentir tanto, y echo de menos reinventarme.


Busco oportunidades serias y poco convencida, huyo de lo frágil cuando sólo en ello encuentro belleza. Busco salidas donde antes sólo buscaba miradas.


Pero sigo buscando palabras, y regalándotelas. A ti, que susurras, a ti que te mueres de risa, a ti que tienes los ojos llenos de sol.


O de lluvia...


VER...

Remite


  • kay

  • Llegué por casualidad y por una conversación de cafetería envuelta en dudas. Encontré en los paraísos electrónicos los abrazos más auténticos... viajé sola por Kioto, por Dresden, embotellé lluvia y suelto lastre. Ahora sólo escribo, de oficio. Y en septiembre de 2009, años después de posarme para aterrizar, vuelvo a emprender una aventura voladora; desnuda y rellena de letras. bienvenido
radiografía
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tinta y prosa
y letras e historias con máscara
y cristales rotos...
y tus ojos, reinterpretándolo todo



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