Tuesday 26 April 2011

En esta cama no hay dramas



Sí. Claro que los hay, pensé yo. Los hay porque no hace ni cinco minutos no me podía dormir y lloraba en silencio. Y yo no quería que te enteraras de eso, de que lloraba, porque han ido cerrando o cambiando de nombre, fachada y dueño todos y cada uno de los bares donde alguna vez me dijeron te quiero. Ahora ya no lo escucho. Debe ser que no se lleva decirlo. O que no toca. O que no me lo merezco. No sé. Yo no oigo tequieros. Creo que me rompería como un trocito de hielo si se lo escuchara decir a alguien. Te quiero. No sé. No es tan difícil. Pero hoy lloré porque me di cuenta que yo tampoco tengo fuerzas para pronunciarlo.Que se me ha olvidado -también- qué es eso de querer. Y te miro y se me pasa por la cabeza... a veces... decirlo... tan simple: sí, te quiero, y punto. Pero sé que no pasará. Y que yo no lo diré porque me lo he tragado tantas y tantas veces que ya no toca. No toca. Y no cambia nada si me tocas. Y si me preguntas si tú has hecho algo mal. Algo mal. Algo mal no hemos hecho ni tú ni yo, lo hemos hecho los dos. No queremos querernos. Esto es bastante fácil.

He pensado bastante en algo. Además de en esto de que se me han atragantado tantos tequieros hace tiempo que ya no me salen. Es como salir con alguien con quien has de tener secretos. Y que el secreto sea ser tú. Me siento desgraciada si lo pienso. ¿Puede haber algo más terrible que ocultarle a la persona con la que duermes quién eres de verdad y qué piensas? A veces salen retazos de mi, se escapan como el celaje. Sí. Y yo noto que te gustan y que te ríes. Reconforta. Sí. Pero es que eso no es lo único. Lloro a solas. Lloro porque se me viene a la cabeza que quise mucho y me quisieron bien y muchísimo y ya no sé hacer eso. No lo siento venir desde ninguna de las esquinas de la cama. La cama. Ese sitio. Ese único sitio donde sé que gano y que te gano. Y eso es triste. Es triste escucharte hablarme al oído sólo así y sólo allí. Claro que en la cama no hay dramas. Porque dormimos y follamos y ni siquiera nos atrevemos a decir que hacemos el amor. Y sé que te das tan poca cuenta. Tan poca cuenta de dónde estoy yo y de dónde estamos los dos. Si es que somos dos o puede haber un nosotros. Ni siquiera lo sientes. Es fácil estar con alguien que te lo pone fácil. Pero yo noto que me estoy agotando. Que a solas recuerdo que quise y me quisieron. Y que hace pocos días te iba a preguntar si me querías y que ahora no lo hago porque no me siento con fuerzas de decirte: yo sí te quiero. Porque quizá no lo haga. Lloro a solas porque veo que estoy avanzando muy poco. Tan lentamente que quién sabe qué se cruzará por medio. Lloro a solas porque veo niños. Hablo de mis hijos y nunca son contigo. Sé que no van a ser...

Sólo en la cama puedo ser yo. Supongo. No es eso. Sólo en la cama noto que realmente conectamos. Sólo el sexo me hace sentirme muy unida a ti. Física y espiritualmente. Por eso quizá me gusta tanto el sexo contigo. Dormirme sin follar contigo es como dormir sin hablar. Sin el beso de buenas noches... El sexo nos enseña al otro. Pero sólo en la cama. Sólo en el sitio sin dramas... Sólo ahí somos nosotros sin nadie más. 

Sunday 17 April 2011

Un día de pronto, ya no tenía cuerdas vocales. Me las arranqué, o se deshicieron solas, gritándote que ya estaba bien de no quererme. Que no puedo pedir a nadie que me quiera pero tampoco dejarme la vida intentándolo. Después de hacer esfuerzos enormes por demostrarte cosas y que te atrevas... sé que no he conseguido absolutamente nada. Y espero simplemente que algo se esfume en el aire... como el cohete que tiran desde no sabes muy bien dónde pero que estalla en el aire y te mueve por dentro. Y ese momento, que espero sentada en un banco, va a llegar de un momento a otro. Tú te irás, yo me cansaré o nos daremos cuenta de que nada tiene sentido y sólo la inercia nos lleva. O que nos hemos empeñado -yo más- en que funcione y no lo hace. Que no se me mueve nada dentro porque a ti tampoco... Y que me dejas fría todos los días al despedirnos. Y que me preguntan por cómo nos va y la respuesta nunca me arranca una sonrisa. Que tengo que saltar de liana en liana porque tú no quieres que me quede. Que yo ya estoy muy cansada de estar triste. Y que no es fácil darse cuenta de que no le importas a la persona que más te importa. Y que estoy desgastándome y... que esto no va. No va.

Remite


  • kay

  • Llegué por casualidad y por una conversación de cafetería envuelta en dudas. Encontré en los paraísos electrónicos los abrazos más auténticos... viajé sola por Kioto, por Dresden, embotellé lluvia y suelto lastre. Ahora sólo escribo, de oficio. Y en septiembre de 2009, años después de posarme para aterrizar, vuelvo a emprender una aventura voladora; desnuda y rellena de letras. bienvenido
radiografía
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tinta y prosa
y letras e historias con máscara
y cristales rotos...
y tus ojos, reinterpretándolo todo



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