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ARGUMENTOS





Intentó soltar lastre para no pensar demasiado




Se miró al espejo rápido, y abrió el ventanal que daba al pequeño balcón. Las máquinas rompían sin tregua todo tipo de materiales; los escombros caían en mil pedazos, dejando las estalactitas de tiza blanca y naranja, un nuevo trazo artístico dibujado sin intención.

Caen los escombros como caen las relaciones, o como caen los lazos poco atados. Y como caen, uno a uno, los trabajadores de las empresas; relegados a un paro que no ha lugar. Sin indemnización y sin sonrisa.
Condenados a frenar el cuesta abajo de la frustración, que se dirige sin freno hacia el final de la calle. Donde esperamos sentados.

Donde está él, sentado.
El boulevard en este extraño invierno, ni siquiera le regala una media sonrisa. El puesto de libros sigue en su sitio, y de repente; cae en la cuenta de que empieza a detestar ese lugar. Con las manos en la cara; alternando en algún momento, los codos en las rodillas, se deja perder el punto de apoyo. Y sólo el silencio.

Y alguien de repente, le regala un abrazo.
Se ha sentado minutos antes, con un bolso grande, lleno de sueños y de "gracias por". El café en vaso de papel aún humea, y remueve con una cucharilla amarillenta los restos de azúcar gruesa. Aprieta el vaso con fuerza.

- ¿Cómo estás -
- Ya ves, sorprendido ¿Y tú por qué te pones así de triste? -
- Porque me come la rabia, y no quiero subir otra vez allí arriba. En ese ascensor antiguo, en ese edificio que compartía contigo y con la rutina -
- Te brillan los ojos -

"Qué gesto más desconcertante", piensa él. "qué ironía, ¿verdad?" piensa ella

Y ambos cogen al vuelo el mismo pensamiento:

qué frágil es todo, en los tiempos fugaces, que dibujan nuestras esferas digitales

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Escribo para ti, para mi, para contarte y que descifres cuando quieras lo que necesites. Para hacerte recordar, para guiñarte un ojo, para darte la mano, para sonreír contigo... Gracias por comentar

Remite


  • kay

  • Llegué por casualidad y por una conversación de cafetería envuelta en dudas. Encontré en los paraísos electrónicos los abrazos más auténticos... viajé sola por Kioto, por Dresden, embotellé lluvia y suelto lastre. Ahora sólo escribo, de oficio. Y en septiembre de 2009, años después de posarme para aterrizar, vuelvo a emprender una aventura voladora; desnuda y rellena de letras. bienvenido
radiografía
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tinta y prosa
y letras e historias con máscara
y cristales rotos...
y tus ojos, reinterpretándolo todo



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