Cuando era pequeña mi abuelo nos construyó un columpio rosa. Mi madre me compraba cajitas rosas donde yo metía mis pulseras de cuentas rosa y lila, envoltorios de bombones, etiquetas de ropa y estampitas de purpurina. Además solía meter papelitos. Muy pequeños, como notitas, donde contaba quiénes y cuántas eran mis amigas. Además escribía cartas para el chico que me gustaba, que guardaba allí dentro. Yo no quería que me trataran como una niña rosa; por eso me enfadaba cuando mi tía volvía a regalarle a mi hermana el pijama verde y a mi el rosa. Yo quería ser una princesa, pero urbana. Trasto, divertida y loca.
Por eso me moría de la risa cuando mi abuela se reía sola. Y por eso espiaba a mi abuelo mientras afilaba herramientas... O mientras preparaba los lapiceros para que me pusiera a hacer los deberes de verano, mientras yo daba de comer a las tortugas, que nunca crecían... historias de antes. Envueltas en verde de musgo; de río y de norte
Por eso me moría de la risa cuando mi abuela se reía sola. Y por eso espiaba a mi abuelo mientras afilaba herramientas... O mientras preparaba los lapiceros para que me pusiera a hacer los deberes de verano, mientras yo daba de comer a las tortugas, que nunca crecían... historias de antes. Envueltas en verde de musgo; de río y de norte
ya veo que estamos aprovechando el tiempo ultimamente. Lo celebro. Siga así.
me gusta el nuevo diseño.
besitos!
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Txe Peligro |
Saturday, June 21, 2008 12:47:00 pm
No es malo ser princesa, y además me gusta eso de ser princesa urbana. Intentaré darte más colores y evitar en los posible el rosa.
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Gato negro |
Tuesday, June 24, 2008 1:39:00 pm
El de princesa urbana es un título que me gané en días de magia y que creo que he sabido conservar a duras penas... Es bonito. Colorinchis en pocos días, señor Poe
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kay |
Tuesday, June 24, 2008 2:51:00 pm
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Escribo para ti, para mi, para contarte y que descifres cuando quieras lo que necesites. Para hacerte recordar, para guiñarte un ojo, para darte la mano, para sonreír contigo... Gracias por comentar