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Cuando era pequeña mi abuelo nos construyó un columpio rosa. Mi madre me compraba cajitas rosas donde yo metía mis pulseras de cuentas rosa y lila, envoltorios de bombones, etiquetas de ropa y estampitas de purpurina. Además solía meter papelitos. Muy pequeños, como notitas, donde contaba quiénes y cuántas eran mis amigas. Además escribía cartas para el chico que me gustaba, que guardaba allí dentro. Yo no quería que me trataran como una niña rosa; por eso me enfadaba cuando mi tía volvía a regalarle a mi hermana el pijama verde y a mi el rosa. Yo quería ser una princesa, pero urbana. Trasto, divertida y loca.
Por eso me moría de la risa cuando mi abuela se reía sola. Y por eso espiaba a mi abuelo mientras afilaba herramientas... O mientras preparaba los lapiceros para que me pusiera a hacer los deberes de verano, mientras yo daba de comer a las tortugas, que nunca crecían... historias de antes. Envueltas en verde de musgo; de río y de norte

ya veo que estamos aprovechando el tiempo ultimamente. Lo celebro. Siga así.

me gusta el nuevo diseño.

besitos!

No es malo ser princesa, y además me gusta eso de ser princesa urbana. Intentaré darte más colores y evitar en los posible el rosa.

El de princesa urbana es un título que me gané en días de magia y que creo que he sabido conservar a duras penas... Es bonito. Colorinchis en pocos días, señor Poe

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Escribo para ti, para mi, para contarte y que descifres cuando quieras lo que necesites. Para hacerte recordar, para guiñarte un ojo, para darte la mano, para sonreír contigo... Gracias por comentar

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  • kay

  • Llegué por casualidad y por una conversación de cafetería envuelta en dudas. Encontré en los paraísos electrónicos los abrazos más auténticos... viajé sola por Kioto, por Dresden, embotellé lluvia y suelto lastre. Ahora sólo escribo, de oficio. Y en septiembre de 2009, años después de posarme para aterrizar, vuelvo a emprender una aventura voladora; desnuda y rellena de letras. bienvenido
radiografía
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tinta y prosa
y letras e historias con máscara
y cristales rotos...
y tus ojos, reinterpretándolo todo



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